Todos sabemos la importancia de la actividad minera en el Perú y el potencial que tiene para contribuir con el desarrollo del país, la gran pregunta es cómo hacer para que ese potencial se transforme en desarrollo en el menor tiempo posible y se haga no de cualquier forma, sino de forma responsable, sostenible y con el sentido de urgencia que corresponde debido a que las necesidades que existen en el Perú no sólo no son resueltas en el tiempo correcto sino que debido a la crisis sanitaria y económica que está pasando en el mundo, dichas necesidades lamentablemente se han incrementado en los últimos años.

Es ahí donde surgen los desafíos que tiene este importante sector, ahí están las brechas sociales cercanas a los proyectos y operaciones mineras que no son resueltas en un tiempo optimo a pesar que las regiones y municipalidades tienen los recursos provenientes de la actividad minera (canon, regalías y otros), ahí se encuentran los pasivos mineros huérfanos de la actividad minera antigua y la minería ilegal que depreda el ambiente, explota a los niños y mujeres y que se camufla con la minería artesanal que existe en nuestro país. Lo cual confirma que falta una mejor relación entre los actores de esta importante actividad, falta más colaboración entre las empresas mineras, las autoridades y la sociedad civil para lograr juntos el desarrollo del porque realizar esta actividad, falta trabajar juntos en el Propósito de la minería en el Perú.

Si a esa falta de propósito, le añadimos que en el mundo la matriz energética esta cambiando en una forma muy rápida, debido a que hemos padecido el COVID-19, y ahora no solo se habla de combatir juntos el cambio climático sino ya se esta trabajando fuertemente en transformar el capitalismo, se habla de un capitalismo consciente, de implementar la estrategia de Valor Compartido como una estrategia de negocio y se está promoviendo una economía circular (reciclar, reutilizar y reducir), definitivamente el Perú tiene una gran oportunidad de dejar de pensar en el corto plazo y pensando en el gran potencial que existe de contribuir en el cambio de la matriz energética, trabajar en promover una minería sostenible que brinde al mundo los minerales que son necesarios para el desarrollo y funcionamiento de las energías limpias, la electromovilidad y las tecnologías 4.0 y de esa forma colaborar para lograr que en el mundo se tenga una acción climática con impacto positivo.

El Banco Mundial ha estimado que se requerirán 3,000 millones de toneladas de minerales y metales al 2050 para la implementación de la energía eólica, solar y geotérmica, así como para el almacenamiento de energías (batería) lo que permitirá lograr una reducción de la temperatura por debajo de los 2 C en línea con los compromisos de París, significando ingresos para América Latina y el Caribe por más de US 50 mil millones por año hasta el 2050.

Todo esto confirma que el Perú tiene, nuevamente, una ventana de oportunidad para lograr desarrollar el país y para realizar eso, lo primero y más importante, es construir confianza y promover un dialogo de buena fe y con empatía, trabajar en forma colaborativa para resolver los desafíos que existen actualmente y promover una minería responsable, que innove con estrategias de Valor Compartido y promueva la economía circular empezando con la reducción de emisión de CO2 en sus tres alcances y promueva iniciativas para reciclar, recircular y reducir los productos que se desechan (relaves, llantas y otros) luego del proceso de explotación de los minerales.

Estas acciones no sólo son promovidas por los organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales, ahora son sugeridas también por instituciones como el Consejo de Minería y Metales (ICMM) que dentro de su propósito señala claramente que las empresas mineras tienen que promover un liderazgo a través de la colaboración con otros stakeholders para mejorar la contribución de la minería al desarrollo sostenible. Incluso están promoviendo trabajar una minería circular.

Frente a ello, considero que en el Perú debemos dejar de lado la confrontación, revisar lo avanzado y promover iniciativas legales que ayuden a lograr una minería sostenible incentivando a las empresas y a sus proveedores a reducir la emisión de CO2 y realizar iniciativas de economía circular.

En el caso de la construcción de confianza, se debe promover un dialogo de buena fe y mucha empatía no centrándose sólo en resolver los problemas y preocupaciones que existen en torno a las operaciones mineras sino promoviendo un dialogo proactivo y enfocado en el desarrollo territorial de las zonas cercanas a las operaciones mineras, promoviendo planes de desarrollo territorial, brindando asistencia técnica para la correcta ejecución de los impuestos que se recaudan enfocándose en el cierre de brechas.

Ahí está la iniciativa de crear agencias para el desarrollo. También se podría evaluar iniciativas de Valor Compartido que, por ejemplo, brinden la asistencia técnica por el tiempo que sea requerido para lograr la institucionalidad necesaria en las regiones y municipalidades que logre en el mejor tiempo posible transformar los impuestos que se recaudan en proyectos de desarrollo que cierre las brechas sociales.

En el caso del Gobierno Nacional, no sólo debería retomar la Visión de la Minería al 2030 (RIMAY), continuar los espacios regionales en torno al desarrollo territorial que se están realizando en Moquegua y Cajamarca y la Hoja de Ruta Tecnológica para los proveedores mineros, sino también promover iniciativas para impulsar la reducción de emisión de CO2 en toda la actividad minera e incentivos para que las empresas mineras se enfoquen en promover la economía circular en todos sus procesos.

Es importante resaltar el anuncio de la ministra de Energía y Minas realizado en el PDAC, en torno a que, con el apoyo del BID, el gobierno está trabajando en la elaboración de la Política Minera, lo cual definitivamente ayudará a resaltar la importancia de este sector y promoverá que esta actividad tenga un propósito y que sea una actividad sostenible.

Por todo ello, hago un llamado a todos los actores de esta importante actividad para dejar de lado los temores y desconfianzas que tenemos y trabajar en forma colaborativa para poner al centro el desarrollo territorial y de esa forma no sólo resolver los conflictos sociales sino también promover un desarrollo sostenible que logre incrementar el PBI del Perú (según el BCR, en el 2021 los conflictos sociales mineros le habrían costado al sector minero-metálico alrededor de 2,3 puntos porcentuales de crecimiento), para así cerrar las brechas sociales que existen y de esa forma se logre construir el círculo virtuoso del buen aprovechamiento de los recursos mineros en el Perú.


Foto: IIMP